Mi proxima entrada, las pasas moscatel.
Llevo pensándolo desde agosto. Quise estar pero no surgió.
Después de la vendimia al final no pude ver esos paseros largos, este otoño ha sido más difícil.
Te cuento.
Llegaba la gente pidiendo trabajo. Trabajo no había. ¿Y dónde se hace la vendimia en septiembre? Te vas para la Axarquía, allí te dicen que en Almáchar hay un tesoro morisco escondido, pero eso no lo sabe nadie. Luego te dan la cesta y las tijeras y de madrugada sales para los viñedos. En plena ruta de la pasa.
La pasa moscatel, la exquisita, la de Alejandría y de grano grueso yo la tomo con un queso curado, uno de los montes y de cabra, pues deja un sabor de trigo amargo en la boca y masticando la pasa después, te alivias.
Eso de aperitivo.
¿Has probado alguna vez chocolate amargo con pasas moscatel?
Eso en noviembre, tomando un té.
Recuerdo que en la Mancha, tomaban las gachas. Harina de color amarillo pajizo, manteca, pimentón. Saltea antes unas pasas. Pon tu plato al lado de una copa de vino tinto, uno de la Roda.
Pero vuelvo a Málaga, y echo de menos el verano. Yo aquí no tengo familia, pero me la invento. Y sé que si la tuviera, tomaría junto a los míos un ajoblanco con pasas moscatel, un gazpachuelo rico y después un trozo de melón.
Ahora por las mañanas, suele llover bastante. Cojo mi ruta diaria, me escondo detrás de mi paraguas.
Hago dos paradas.
Una en calle granada, la mujer que en agosto vendía más cartojal que agua, ahora ha puesto en la vitrina un racimo. Está al lado de los borrachuelos y entre los vinos dulces y las empanadas.
Asomo la cabeza, la gente en Málaga no sabe andar, y menos cuando llueve. Y me quedo un rato mirando.
Me acuerdo de los paseros, que están orientados al sur, en laderas algo pendientes. Los que este año al final no vi.
Segunda parada, la que a veces se me olvida hacer y no sabría decirte exactamente el lugar.
Mañana pensaré en ti, tomando uvas pasas moscatel, las exquisitas.
Y a lo mejor, me acuerdo.
Y a lo mejor, me acuerdo.
1 comentario:
Yo famiia la tengo, tan fugaz y pasajera, tantos intereses, muchas partículas forman una nube, y la nube es mi familia, porque otra no tengo. ¿Para qué iventármela si llueve sobre mi? La ciudad no me obliga ni la vida me lleva, la libertad de pararme a contemplar la Esfinge, el sueño de conocer el tesoro, una cara, una duda, resultó como nadie esperaba, loco azar que al final desconcierta.
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