domingo, 9 de enero de 2011

Digno de Reyes




Una buena historia siempre se esconde detrás de un gran sabor, demostrando que ningún gusto pasado o presente es inocente.
La continuación, la permanencia y la evolución son Reyes tres que este año se demoraron en el camino, perdiendo el norte y algo la razón.
Al final, parece que uno de los tres se acordó y aunque tardó, llegó y me trajo un regalo que a continuación describo.

Quien diga que las ciencias, la constatación y la investigación son conceptos muy ajenos a nuestro caprichoso paladar, profundamente pienso que se confunde. Recuerdo mi infancia como si fuera una golosina rosa, delicada. Infancia exquisita pero tan amorfa, a la que fui saboreando mientras mi inquietud crecía o mientras mi inocencia paseaba por caminos cada vez más salados y picantes, corriendo a diario el peligro de convertirse en una conciencia antojadiza.

Quién soy y cómo soy; preguntas que nos atormentan, instantes antes de que esos Reyes tres nos traigan nuestro merecer, según logros propios, equivocaciones, culpas que nos pesan y con picardía nuestros deseos besan.

Una perspectiva me regalaron, una obra que abarca el rasgo para mi más esencial de toda mentalidad, cultura y persona. El gusto, sobre todo el gusto, es una ciencia que requiere, aparte de un apetito y ganas de comer, una investigación tan amplia y panorámica como la ciencia de la historia en sí. La política, la religión, la guerra y la paz, el comercio y la comercialización, el sentido de la visión general y muy global que recompone nuestros hábitos culinarios, reordenándolos en sus ingredientes básicos, esenciales y patentes.

Qué sentido tiene la nutrición científica y con qué motivo hablemos de la geopolítica del alimento, con toda la razón preguntarás, si cada uno somos un único sabor que produce y reproduce gustos que se siguen, se superan y se comparten.
Necesito por lo tanto justificar la procedencia de mi gusto del presente y del después, ya que mi inercia gastronómica, que gracias a mi dulce infancia heredé, la considero ya plenamente investigada.

¿Quién me enseñó a comer?
¿Quién me obligó a pensar y saber cómo sentir mientras estoy comiendo?
¿Quién me guió y quién me hizo aprender a elegir entre texturas, colores, aromas y recuerdos?
¿Quién me hizo creer en los magos y los reyes cada vez que alguien me regala algo que deseo?
¿Quién me enseñó a saborear y cuándo fue la primera vez que un vino se me antojó, mientras perdía el norte y la razón?

Para tu información, la ¨Geopolítica del Gusto¨ me pondré a desmenuzar, desmigando mi procedencia, mis culpas y mis logros.
Para tu información, en los reyes nunca creeré pero sí insistiré en que detrás de cada historia hay siempre un gran sabor real, digno de Reyes y de cuentos.



Boudan, C. ¨Geopolítica del Gusto La Guerra Culinaria¨, (Trad. Marie-Anne Salaún) Ed. Trea

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Si un libro ha conseguido que vuelvan a fluir pensamientos y textos, que nos depararán los nuevos tiempos de libertad y vistas. Espero que esa terraza,Chillout, sea el fruto de inspiración y nuevos proyectos.
De alquien que quiso ser Nicolas pero se quedo en Rey.

Cuentos Al Vino dijo...

Grandioso tu comentario, como la terraza y los proyectos.
Un abrazo

Jerez dijo...

Para todos los blogueros que estéis este viernes 21 de enero en Madrid y podáis pasar por Fitur, en el stand de Jerez a partir de las 11 de la mañana se entregaran los vinos para la cata en maridaje online con vinos de Jerez. Estáis todos invitados. Más info en http://unjerezparacomerselo.blogspot.com/

J. M. dijo...

Siento una mezcla de sensaciones al leer el monólogo. Quizá miedo, quizá también fascinación.

El mal te sale del alma y es la manera más humana de sentir la libertad.
El mal resiste derrotas.
Ni el amor lo puede parar.
El mal no pasa de moda.
El mal no tiene final.
El mal se asoma y se esconde y se disfraza de bien.
El mal es la obra del hombre
porque no hay demonio que sea más grande que él.

Cuentos Al Vino dijo...

@J.M.
Me imagino que este comentario se refiere a la entrada posterior y, aunque sea así, sigue siendo muy acertado y oportuno.

Me sorprende el mal, me intimida la maldad pero más miedo todavía me da la bondad, bondad de espíritu, de gusto y de sabor. Y ahora que se acerca el carnaval pienso disfrazarme, esconder mi rutina y miedos y mi maldad hacer vagar por calles gaditanas.